viernes, 30 de septiembre de 2011



JOSEF DIETZGEN


Y AUGUST BEBEL


El marxismo ha contado con notables defensores y propagandistas en todo el mundo. Entre ellos se encuentran Josef Dietzgen y August Bebel, dos obreros alemanes que llegaron a dar aportes teóricos y políticos a la lucha del proletariado. El primero descubrió por su cuenta la dialéctica y desarrolló el materialismo dialéctico; el segundo elaboró un esquema de lo que sería la sociedad comunista y participó activamente en la lucha por la liberación del proletariado y de la humanidad.




Josef Dietzgen nació en Blankenburgo, Alemania, el año 1828. No pudo terminar la escuela. Se dedicó al oficio de curtidor y trabajó en Alemania, Rusia y América. Estudió de manera autodidacta la filosofía –en especial la doctrina de Feuerbach– y la economía política. Luego de la revolución de 1848 se hizo revolucionario y en 1867 entabló correspondencia con Marx. Sus principales obras fueron La esencia del trabajo cerebral del hombre (1869), Excursiones de un socialista por el campo de la teoría del conocimiento (1887) y Conquistas de la filosofía (1906). Dietzgen falleció el año 1888.







Quizá el mayor mérito de Dietzgen haya sido descubrir la dialéctica materialista. Al respecto, menciona Engels: “…esta dialéctica materialista, que era desde hacía varios años nuestro mejor instrumento de trabajo y nuestra arma más afilada, no fue descubierto solamente por nosotros, sino también, independientemente de nosotros y hasta independientemente del propio Hegel, por un obrero alemán: Josef Dietzgen” (Obras escogidas, p. 640). Y no sólo descubrió la dialéctica, sino que además fue un materialista convencido. Él mismo escribió en su libro La esencia del trabajo cerebral del hombre: “El pensamiento es un trabajo corporal. Para pensar, necesito de una materia en la cual pueda pensar. Esta materia nos es dada en los fenómenos de la naturaleza y de la vida… La materia es el límite del espíritu, el espíritu no puede salir de los límites de la materia. El espíritu es producto de la materia, pero la materia es más que el producto del espíritu…” (citado por Lenin en Materialismo y empiriocriticismo, p. 313).



Aunque lo fundamental en la obra y el pensamiento de Dietzgen es el materialismo dialéctico, cae en algunos errores y desviaciones. Ya Lenin criticaba la falta de claridad en los textos de Dietzgen, lo cual generaba confusión. “J. Dietzgen ha podido agradar a los filósofos reaccionarios –dice Lenin–, porque cae de vez en cuando en la confusión” (Materialismo…, p. 316).



Una de las confusiones en las que cae Dietzgen es considerar el pensamiento como algo material: “…la representación no sensible es también sensible, material, es decir, real…” (citado por Lenin, p. 312). Este error es señalado por Lenin, quien aclara que el pensamiento y la materia son, en efecto, reales; pero el pensamiento no es por ningún lado material. Calificar el pensamiento de material, menciona Lenin, es confundir el materialismo y el idealismo.



Otra de las confusiones de Dietzgen es creer que el conocimiento de la naturaleza es innato. “Sólo relativamente –dice Dietzgen– podemos conocer la naturaleza y sus partes; pues cada parte, aunque es solamente una parte relativa de la naturaleza, tiene, sin embargo, la naturaleza de lo absoluto, el carácter de la totalidad de la naturaleza en sí, que el conocimiento no puede agotar…¿Por dónde sabemos, pues, que tras los fenómenos de la naturaleza, tras las verdades relativas, está la naturaleza universal, ilimitada, absoluta, que no se revela completamente al hombre?... ¿De dónde nos llega ese conocimiento? Es innato en nosotros. Nos es dado al mismo tiempo que la conciencia” (citado por Lenin, p. 165). Este y otros errores más fueron observados por Marx en la carta que envía a Luis Kugelmann el 5 de diciembre de 1868.



A pesar de todas estas confusiones, Dietzgen siempre defendió el materialismo dialéctico. Por eso, Lenin decía que “en sus nueve décimas partes [Josef Dietzgen] es un materialista”.



Además de la teoría del conocimiento, Dietzgen se dedicó a la lógica. “En sus obras, especialmente en Cartas sobre lógica, aborda el problema de la nueva lógica [dialéctica] y trata de establecer la diferencia cardinal entre ella y la lógica formal… Dietzgen comprende que la nueva lógica no sólo debe reflejar el cambio y el desarrollo que acontecen en el Universo, sino explicar la contradicción en que se fundamentan. A diferencia de la lógica formal, la lógica dialéctica considera la contradicción como legítima y verdadera, pues es inherente a las propias cosas” (Historia de la filosofía marxista-leninista, p. 99).



Todo el trabajo realizado por Josef Dietzgen hace de él un marxista, que asumió y difundió la ideología del proletariado.






Un caso similar es el de August Bebel, quien nació en Deutz, Alemania, en el año 1840. Fue hijo de un suboficial prusiano. En su adolescencia trabajó como aprendiz en un taller y luego de cuatro años obtuvo el título de maestro tornero. En 1861 viajó a Leipzig, donde abrió un negocio propio y se afilió a una sociedad local de artesanos.







En 1867 fue elegido diputado al Parlamento alemán (Reichstag). Luego de constantes luchas dentro del movimiento obrero alemán, Bebel fundó en 1869, junto con Wilhelm Liebknecht, el Partido Obrero Socialdemócrata de Alemania en el Congreso realizado en Eisenach. Por este motivo, este partido fue conocido como el de los “eisenachianos”. Luego, el Partido se afilió a la Primera Internacional (Asociación Internacional de los Trabajadores), fundada en Londres el año 1864. A partir de ahí, Bebel participó activamente en todos los congresos de la Primera Internacional y, al disolverse esta, en los de la Segunda Internacional.



Para 1870, habían dos corrientes en el movimiento obrero alemán: el Partido de los “eisenachianos” y la Asociación de los “lassalleanos” (Asociación General de Obreros Alemanes, fundado por Ferdinand Lassalle). Sobre esto, escribe Max Beer: “En las primeras elecciones del Reichstag (1871), los ‘heisenachianos’ [sic] y los ‘lassalianos’ [sic] agruparon unos 102 000 votos, y en 1874, 352 000. Hasta esta fecha persistió el conflicto entre ambos bandos; pero las masas exigían la unificación. [Ésta] Se realizó en 1875, en Gotha, durante un Congreso común, donde hubo de adoptarse un programa que no era sino una mixtura social-demócrata-pacifista” (Historia general del socialismo y de las luchas sociales, p. 230). El partido que resultó de la unificación de “eisenachianos” y “lassalleanos” se denominó Partido Obrero Socialista de Alemania, pero fue más conocido como Partido Socialdemócrata de Alemania.



El proyecto de programa que fue aprobado en el Congreso de Gotha (22-25 de mayo de 1875) fue duramente criticado por Marx y Engels debido a su esencia lassalleana, es decir, reformista. Engels envió varias cartas a Bebel sobre los errores de este programa y Marx escribió la conocida Crítica del Programa de Gotha (“Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán”). Las críticas de los fundadores del marxismo no hicieron eco en los participantes del Congreso de Gotha, pues el proyecto de programa se aprobó con insignificantes modificaciones. Sin embargo, el Programa de Gotha fue abandonado en el Congreso de Halle (1890) y en el Congreso de Erfurt (1891) se adoptó un programa marxista. En 1900, tras la muerte de Wilhelm Liebknecht, Bebel pasó a tomar la dirección del Partido Socialdemócrata.




En 1907, Augusto Bebel participó en el VII Congreso de la Segunda Internacional, celebrado en Stuttgart. En dicho Congreso también participaron Rosa Luxemburgo, como parte de la delegación alemana, y Lenin, Plejánov, Mártov y Litvinov, como parte de la delegación rusa. La agenda del Congreso fue la siguiente: 1. El militarismo y los conflictos actuales, 2. Las relaciones entre los partidos políticos y los sindicatos, 3. La cuestión colonial, 4. La emigración y la inmigración obreras, y 5. El sufragio femenino.



“El primero y segundo eran los puntos principales y así quedó demostrado en los fogosos debates que precedieron a las respectivas resoluciones. Ya entonces se prefiguraba con claridad la existencia de dos líneas en el seno del movimiento obrero internacional: una, la que claudicaría expresamente en la coyuntura histórica creada por la Primera Guerra Mundial; otra, por la que batallaban Rosa Luxemburgo y Lenin, que pugnaba por adoptar una posición internacionalista revolucionaria. En medio de ambas, todavía oscilaban delegados como Bebel, Plejánov Y Mártov, entre los más representativos, que pretendían una posición intermedia, o que, sin una total definición, saltaban de una a otra línea según los puntos en discusión” (Congresos de las Internacionales Socialistas, p. 8).



Sobre el primer punto de la agenda, militarismo y conflictos actuales, se aprobó la moción presentada por Bebel, con excepción de los últimos párrafos, que fueron redactados por Rosa Luxemburgo, Lenin y Mártov. Entre otras cosas, la moción aprobada señalaba que el militarismo es producto del capitalismo; por lo tanto, “la acción contra el militarismo no puede ser separada del conjunto de la acción contra el capitalismo” (ídem).



Bebel ya no pudo asistir al VIII Congreso (Copenhague, 1910) por motivos de salud. Sin embargo, envió una carta de saludos y agradecimientos a los participantes del Congreso, quienes le enviaron felicitaciones por sus setenta años. En la carta se nota su verdadero carácter revolucionario, pues menciona que, mientras sus fuerzas se lo permitan, va a “seguir sirviendo nuestra causa, que es la de la liberación de la Humanidad”.



August Bebel falleció tres años después, en 1913, en Passugg (Suiza). Nos dejó una valiosa obra del socialismo científico, que es su libro La mujer y el socialismo (1879). Este libro fue traducido a varios idiomas, entre los que se encuentran el armenio, búlgaro, chino, inglés, francés, griego, italiano, holandés, japonés, letón, lituano, moldavo, ruso, español.



En esta obra –señala Rosental–, Bebel muestra que “la aparición de la propiedad privada representa el comienzo de la ‘humillación y hasta del desprecio por la mujer’. De ahí que la emancipación de la mujer constituya una parte del problema de poner fin a la explotación y opresión social” (Diccionario filosófico, p. 41). Además, basándose en datos estadísticos de su tiempo, Bebel realiza un esquema de cómo se desarrollará la sociedad comunista. No obstante, también cometió algunos errores e imprecisiones. Por ejemplo, Bebel no diferenciaba las fases del comunismo (Marx explica estas fases en la Crítica del Programa de Gotha) y confundía el socialismo con el comunismo. Además de eso, Bebel creía en que la victoria del socialismo sería más o menos simultánea en todo el mundo.



A pesar de los errores y confusiones en los que pudiera haber caído, lo fundamental en Bebel es que fue un marxista que luchó contra el capitalismo y, como él decía, por la liberación de la humanidad. Fue un activo revolucionario que siguió luchando hasta poco antes de morir.



En conclusión, Josef Dietzgen y August Bebel son una muestra de trabajo persistente y tenaz, ya que a pesar de que ninguno de ellos recibió una educación formal, ambos alcanzaron un alto nivel teórico e ideológico. Ambos llegaron a ser, en efecto, verdaderos obreros intelectuales al servicio del proletariado. Son, también, un ejemplo de lucha incansable contra un sistema explotador, inhumano e irracional, como es el capitalismo; y nos dan una muestra de que otro mundo es posible y que debemos luchar por él.



Bibliografía consultada




- Bebel, August (s. f.). La sociedad futura. Progreso: Moscú.



- Beer, Max (1940). Historia general del socialismo y de las luchas sociales. Tomo II. México D. F.: A. P. Márquez.



- Bottomore, T. B. (1991). Dictionary of Marxist tought. Oxford: Blackwell Publishing.



- Departamento Siglomundo (1969). Congresos de las Internacionales Socialistas. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.



- Lenin, V. I. (1975). Materialismo y empiriocriticismo. Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras.



- Marx, C. y Engels, F. (s. f.). Obras escogidas (en un solo tomo). Progreso: Moscú.



- Rosental (1965). Diccionario filosófico. Montevideo: Pueblos Unidos.



- Varios autores (1978). Historia de la filosofía marxista-leninista. Progreso: Moscú.






En la web:



- www.marxist.org.



- www.pcv-venezuela.org.