sábado, 14 de enero de 2012

CLARA ZETKIN

Frente a una sociedad machista y explotadora como es el capitalismo, muchas mujeres en todo el mundo lucharon por que se las considere como ciudadanas con iguales derechos que los varones. Muchas de ellas se sumaron a los movimientos llamados feministas. Sin embargo, hubo otro grupo de mujeres que se dio cuenta de que el problema de fondo no era la “tiranía del varón”, sino algo más grande: la explotación del sistema capitalista. Por eso, plantearon que la lucha de la mujer debe estar necesariamente dentro de la lucha de clases. En esta línea se ubica Clara Zetkin, una revolucionaria alemana que dio todas sus energías en la lucha por una sociedad nueva y distinta de la actual, más justa y donde no exista la explotación del hombre por el hombre.

Clara Zetkin, cuyo nombre de soltera fue Clara Eissner, nació el 5 de julio de 1857 en la localidad de Wiederau, Sajonia (Alemania). Su padre fue un maestro rural. Entre los 19 y 21 años (otros señalan entre los 17 y 20 años) cursó estudios de magisterio en un instituto de Leipzig, donde se contactó con estudiantes rusos exiliados y conoció las ideas socialistas. Entre los estudiantes se encontraba Ossip Zetkin, un socialista ruso que luego sería su esposo y con el que tendría dos hijos.

En 1878, a la edad de 21 años, Clara Zetkin inició su militancia en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, por sus siglas en alemán). Nicolás Bujarin comenta esta etapa de la revolucionaria alemana: “Todavía era una muchacha, con una cara altiva, orgullosa y enérgica, cuando entró a la filas de la socialdemocracia alemana; era por los tiempos en que los látigos y los escorpiones de la ley de Bismarck contra los socialistas se clavaban en el cuerpo del Partido. La socialdemocracia alemana vivía el periodo histórico de su historia. Era un partido puesto fuera de la Ley. Las celdas de las cárceles albergaban a sus miembros más activos. Eran tiempos de lucha y de confianza en el triunfo. Y Clara, plena de juventud, se lanzó alegremente al movimiento obrero. Se incorporó a él para no abandonarlo ya en toda su vida, como el más fiel de los fieles y verdaderos revolucionarios” (1).

Al ser declarado ilegal el PSD, Clara y Ossip Zetkin se trasladaron a Zurich y luego a París. En Zurich, Clara conoció a George Plejánov y Vera Zasúlich y recibió sus primeras clases de marxismo de parte de Eduard Bernstein. En París conoció a Louis Michel, a las hijas de Marx (Jenny y Laura) y a notables socialistas como Eugene Pottier (autor de la letra de La Internacional), Paul Lafargue, Jules Guesde, entre otros. Allí también conoció y colaboró con Julius Mottelert, quien trasladaba clandestinamente el órgano del Partido Socialista de Francia a Alemania. Durante su estancia en la capital francesa, Clara Zetkin también participó activamente en la fundación de la II Internacional (1889) y en las actividades de esta.

Ossip Zetkin, esposo y compañero de lucha de Clara, falleció en enero de 1889 a causa de tuberculosis, pese a lo cual Clara Zetkin siguió con su labor revolucionaria. Así, en 1890, tras la derogación de las “leyes antisocialistas”, regresó a Alemania, donde fundó y dirigió el periódico Die Gleichheit (“La Igualdad”) desde 1891 hasta 1917. En 1907, el periódico pasaría a ser el órgano oficial de la Internacional de Mujeres Socialistas, fundada ese mismo año.

En 1893, Clara Zetkin participó en el III Congreso de la II Internacional, celebrado en Zurich, donde pudo reunirse con August Bebel y Friedrich Engels, veteranos revolucionarios alemanes. En el Congreso de Stuttgart (1898) del Partido Socialdemócrata, Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo se encontraron por primera vez y a partir de ese momento comenzarían a trabajar juntas. Rosa Luxemburgo era una activa militante del Partido Socialdemócrata y llegaría a ser uno de los líderes de la Liga Espartaco, antecedente del Partido Comunista de Alemania. “Esta dirigente del movimiento obrero revolucionario –señala Bujarin– era, a pesar de todos sus errores, uno de los mayores talentos del proletariado internacional y una de las figuras más descollantes entre las ilustres mujeres que militaban en él” (2). Por este motivo, Clara Zetkin se sintió estrechamente unida a Rosa Luxemburgo: no solo tenían la misma ideología, sino también la misma fuerza revolucionaria para luchar contra el capitalismo.

En 1896, en el Congreso del PSD realizado en Gotha, Clara presentó por primera vez un informe partidario sobre la situación de la mujer y el voto femenino. En 1899, Clara se casó con el pintor George Friedrich Zundel, del que se separará poco tiempo después.

En el año 1907, Clara Zetkin junto a otras mujeres socialistas impulsó y organizó la conferencia en la que se fundaría la Internacional de Mujeres Socialistas (o Internacional Femenina, como también se le conoce). En dicha conferencia, realizada en Stuttgart, se pronunciaron por el derecho al voto de las mujeres, por la lucha en pro del mantenimiento de la paz, y por los seguros sociales y medicinas para las mujeres y niños. Clara Zetkin sería elegida Secretaria de la Internacional de Mujeres en el Congreso de Copenhague (1910).


En 1907 también se realizó es Stuttgart el VII Congreso de la II Internacional, en el que participaron Plejánov y Lenin de Rusia; Hervé y Jaurés de Francia; Vandervelde de Bélgica; Bebel, Luxemburgo y Zetkin de Alemania; entre otros. En este Congreso fue que Clara Zetkin conoció por primera vez a Lenin. Ella misma nos recuerda este suceso de la siguiente manera: “Rosa Luxemburgo, con su ojo certero de artista para todo lo característico, me señaló a Lenin, diciéndome: ‘¡Fíjate bien en él! Es Lenin. Observa su cabeza voluntariosa y tenaz. Es una cabeza de aldeano auténticamente ruso, con ligeras líneas asiáticas. Esa cabeza se ha propuesto derribar una muralla. Acaso se estrelle, pero no cederá jamás’” (3).

Algunos de los temas que se debatieron en el Congreso fueron la guerra y el sufragio femenino. Con respecto al primer punto, se aprobó la propuesta de August Bebel (“la acción contra el militarismo no puede ser separada del conjunto de la acción contra el capitalismo”) con algunas modificaciones hechas por Lenin, Rosa Luxemburgo y Mártov. Con respecto al voto femenino, el Congreso asumió las resoluciones de la Conferencia de la Internacional de Mujeres Socialistas, realizada ese mismo año.

En el año 1910 se realizaron dos eventos importantes para el movimiento obrero internacional. El primero de ellos fue el VIII Congreso de la II Internacional, realizado en Copenhague, en el cual se discutieron temas como la relación entre las cooperativas y los partidos, el paro forzoso, la guerra, etc. El segundo evento, quizá el más trascendente, fue la II Conferencia de la Internacional de Mujeres Socialistas, realizada también en Copenhague. Como se sabe, fue en esta conferencia que se determinó que el 8 de marzo de todos los años sea considerado como el “Día Internacional de la Mujer”. Al respecto, el periodista César Lévano señala lo siguiente:

“El acuerdo, consagrado hoy a escala mundial, fue propuesto por las grandes revolucionarias Clara Zetkin y Käte Duncker. La idea acogía el proyecto de las socialistas estadounidenses, que querían homenajear a las 189 obreras asesinadas –sí, asesinadas– por el dueño de la fábrica textil Sirtwood Cotton de Nueva York.

“...El acuerdo de Copenhague abrió una etapa en la lucha por los derechos de la mujer, como parte de la lucha del género humano por un mundo justo. La resolución explicaba que la agitación de loa derechos femeninos debería servir a la lucha por la paz, la democracia y el socialismo” (4).

Por el año 1911, las diferencias al interior del Partido Socialdemócrata de Alemania comenzaron a agudizarse. Se podría identificar dos posiciones: una “reformista”, representada por Kautsky; y otra “radical”, representada por Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin. En el Congreso realizado en Jena (1911), Zetkin y Luxemburgo criticaron la dirección del Partido por mostrar una “falta de compromiso en contra del Imperialismo alemán” (5).

A fines de 1914, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Franz Mehring, Karl Liebknecht, Leo Jogiches, Julián Marchlewski y Guillermo Pieck fundaron el Grupo “La Internacional”. Este grupo hizo propaganda contra el imperialismo alemán y la guerra; y denunció la traición de los líderes de la socialdemocracia alemana al apoyar la guerra, pues esta era una forma de expansión del imperialismo.

Entre el 26 y 28 de marzo de 1915, en la ciudad de Berna (Suiza), se realizó la III Conferencia de la Internacional de Mujeres Socialistas. Se reunieron 70 delegadas de ocho países de Europa. Una de las resoluciones de la Conferencia fue la condena a la guerra con la consigna: “Guerra a la guerra”. Por este motivo, Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo fueron encarceladas entre julio y octubre de 1915.

En setiembre de ese mismo año, se realizó la famosa Conferencia de Zimmerwald (Suiza). A la Conferencia asistieron representantes de Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Rusia, Rumania, Bulgaria, Polonia, Suiza, Noruega y Holanda. La mayoría de delegaciones estaba conformada por grupos de oposición o por los partidos socialistas no oficiales, que se mantuvieron fieles a los principios socialistas.

En la Conferencia se notaron tres tendencias: una mayoritaria, que estaba a favor de la paz, pero que negaba la posibilidad de romper con la II Internacional; una minoritaria, liderada por Lenin y que planteaba la ruptura con los “socialpatrioteros” y la creación de una III Internacional; y una tercera tendencia, de posiciones intermedias, en la que se encontraba Trotsky, entre otros. Lo más significativo de esta Conferencia fue la formación de la llamada “izquierda de Zimmerwald”. Este grupo acordó publicar un documento en minoría y un periódico, Vorbote (“El Precursor”), cuyo primer número aparecería en enero de 1916.

Clara Zetkin no pudo asistir a la Conferencia de Zimmerwald debido a que estaba en la cárcel. Sin embargo, colaboró activamente con la “Izquierda de Zimmerwald”.

En 1915, el Grupo “La Internacional” publicó unas “hojas políticas” y en 1916 comenzaró a publicar su periódico Cartas de Espartaco, que fue editado por Franz Mehring. En enero de este año, el Grupo “La Internacional” adoptó la denominación de Grupo Espartaco y más tarde, en 1918, la de Liga Espartaco. El 14 de diciembre del mismo año, publicó su programa.

El triunfo de la Revolución de octubre de 1917 estremeció a todo el mundo e imprimió nuevas fuerzas en el movimiento revolucionario internacional. Era una prueba de que el triunfo del socialismo y el comunismo sí era posible.

Clara Zetkin no fue ajena a este entusiasmo general y, aprovechando este acontecimiento, hizo un llamado a persistir en la lucha: “La Rusia socialista y soviética será para nosotros un símbolo, una esperanza y una garantía del advenimiento de los tiempos nuevos que surgirán del caos de la sociedad burguesa. El proletariado combatiente de la Alemania revolucionaria debe construir un puente a través del cual el fuego purificador de la revolución, destructor del capitalismo, se extenderá de Oriente a Occidente. ¡Preparémonos! ¡Pongamos en tensión nuestros músculos en el trabajo y en la lucha, a fin de que la obra se convierta en espíritu y el espíritu en obra! ¡Espartaco, levanta más alto la bandera! ¡Esclavos, adelante! ¡Todo por la revolución! ¡Todos por la revolución!” (6).

La Liga Espartaco tuvo una activa participación en la llamada Revolución de noviembre de 1918 en Alemania, que se inició con la insurrección de la Marina de Guerra. “Se sublevaron la Armada y el Ejército. El príncipe Max de Baden entregó el poder a Federico Ebert, hombre de confianza del Partido Socialdemócrata. Abdicó el emperador y se refugió en Holanda. Scheidmann proclamó la República alemana. La Revolución triunfó en Alemania pacíficamente, como había triunfado en Austria” (7). Sin embargo, el siguiente paso era resolver una cuestión que determinaría la posición de la socialdemocracia alemana: “reforma burguesa o revolución proletaria”. Finalmente, la socialdemocracia se decidió por la primera opción, lo cual generó que continuaran las protestas en Alemania.

En el Congreso realizado del 30 de diciembre de 1918 al 1 de enero de 1919, los espartaquistas fundaron el Partido Comunista de Alemania (KPD, por sus siglas en alemán). Inmediatamente, planificaron un levantamiento, con la consigna de “dictadura del proletariado”, en contra del nuevo gobierno, que era dirigido por la socialdemocracia. Lamentablemente, el 13 de enero el levantamiento fue aplastado y los líderes del Partido Comunista fueron cruelmente asesinados: Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Kurt Eisner y, luego, Leo Jogiches. Frente a esta situación, Clara Zetkin, que también participó en el levantamiento, mostró una férrea voluntad revolucionaria al proclamar: “No lloraremos a nuestros maestros, hay que luchar”(8).

En el año 1920, Clara Zetkin desempeñó diversas funciones: formó parte del Comité Central del Partido Comunista, del Comité Ejecutivo de la III Internacional o Internacional Comunista (constituida el año anterior en Moscú), y fue elegida para el Parlamento Alemán (Reichstag). Por eso, en este periodo, su actividad revolucionaria se hará más intensa. Escribe en varios periódicos, interviene en numerosas campañas de agitación, participa en los Congresos y Conferencias de la Internacional, realiza viajes a diversos lugares de Europa, entre otras actividades. Es en este año que, con motivo del II Congreso de la Internacional, visita por primera vez la Rusia soviética.

En 1921, el Partido Comunista de Alemania intenta hacer una nueva insurrección. La fracción izquierdista del Partido creía que ya era momento de hacer la revolución y que solo era necesario una acción de parte de la vanguardia para levantar al pueblo. Clara Zetkin y Paul Levi se opusieron a tal acción y, como lo previeron, el putch terminó en desastre. Por eso, ambos plantearon que el KPD debía hacer un mayor trabajo de masas, trabajo en los sindicatos, etc., propuestas que luego se integrarían en la política de frente único. Sin embargo, por discrepancias en el Partido, Paul Levi sería expulsado.

A partir de ahí, Clara Zetkin trabajará por la recuperación de las fuerzas del Partido Comunista y desempeñará diversas funciones a nivel nacional e internacional, como la presidencia del Socorro Rojo Internacional (1924). Su última gran actuación se dio el 30 de agosto de 1932. A sus 75 años fue elegida una vez más para el Parlamento Alemán (Reichstag) y, por su edad, debía abrir la primera sesión. Clara Zetkin aprovechó la ocasión para denunciar la política de Adolf Hitler y el Partido Nazi, y para exigir la creación de un frente proletario para luchar contra el nazi-fascismo.

Calra Zetkin falleció un año después, el 20 de junio de 1933, en un sanatorio de Archangelskoje, cerca de Moscú. Sus restos fueron depositados en las murallas del Kremlin. De sus 76 años de vida, dedicó más de cincuenta a la lucha del proletariado por conseguir la sociedad comunista, en la que no existan “ni explotados ni explotadores”. Ella fue consecuente con su propuesta al dar “todo por la revolución”, al convertir “la obra en espíritu y el espíritu en obra”. Clara Zetkin no titubeó cuando decidió dedicar su vida a la revolución; lo aceptó como algo natural. “Para Clara, la lucha revolucionaria fue desde el primer día una necesidad vital; ella no ‘sacrfificaba’, realmente, nada a la revolución, pues no es sacrificio abrazar aquello sin lo que no se puede vivir. Luchó toda su vida en las filas del proletariado; pero para ella luchar era vivir, y la lucha regaba de sangre su cálido corazón y su brillante espíritu”(9).

Clara Zetkin nos enseñó que no se puede ser indiferente ante la injusticia y la explotación del sistema capitalistas y, sobre todo, nos enseñó que la revolución comunista es una necesidad vital por la cual debemos luchar con dedicación y esfuerzo. Hoy más que nunca, su fervoroso llamado se hace presente: ¡Todo por la revolución! ¡Todos por la revolución!


Notas

(1) Bujarin, Nicolás. “Clara Zetkin”, en Zetkin, Clara (1968). Recuerdos de Lenin. México D. F.: Grijalbo, p. 10.

(2) En Zetkin, Ob. cit., p. 12.

(3) Zetkin, Ob. cit., p. 24.

(4) Lévano, César. “El sí de las mujeres”, en el diario La Primera (Lima-Perú), 08.03.09.

(5) Cf. “Clara Zetkin”, en http.://www.spartacus.schoolnet.uk/GERZetkin.htm.

(6) Cf. “Clara Zetkin y el apogeo del feminismo socialista y comunista”, en http.://www.nodo50.org.

(7) Beer, Max (1940). Historia general del socialismo y de las luchas sociales. México D. F.: A. P. Márquez, p. 258.

(8) Clara Zetkin escribió un artículo tras la muerte de su amiga y camarada Rosa Luxemburgo, que fue publicado por primera vez en la revista The Communist Internacional, Nº 5, 1 de setiembre de 1919. Puede revisarlo en http://www.marxist.org.

(9) Bujarin, Ob. cit., p. 10.


Bibliografía

- Beer, Max (1940). Historia general del socialismo y de las luchas sociales. México D. F.: A. P. Márquez.

- Departamento Soglomundo (1969). Congresos de las Internacionales Socialistas. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.

-Lévano, César. “El sí de las mujeres”, en el diario La Primera (Lima-Perú), 08.03.09.

- Zetkin, Clara (1968). Recuerdos de Lenin. México D. F.: Grijalbo

En la web:

- “Clara Zetkin”, en http.://www.spartacus.schoolnet.uk.

- “Clara Zetkin”, en http://www.marxist.org.

- “Clara Zetkin, socialista y feminista alemana”, en http://www.mujeres-riot.webcindario.com.

- “Clara Zetkin y el apogeo del feminismo socialista y comunista”, en http.://www.nodo50.org.