sábado, 9 de junio de 2012


Rosa Luxemburgo, marxista

“En el espíritu de Rosa Luxemburgo el ideal socialista era una pasión avasalladora que todo lo arrollaba; una pasión, a la par, del cerebro y del corazón, que la devoraba y la acuciaba a crear. La única ambición grande y pura de esta mujer sin par, la obra de toda su vida, fue la de preparar la revolución que había de dejar el paso franco al socialismo. El poder vivir la revolución y tomar parte en sus batallas, era para ella la suprema dicha. Con una voluntad férrea, con un desprecio total de sí misma, con una abnegación que no hay palabras con qué expresar, Rosa Luxemburgo puso al servicio del socialismo todo lo que era, todo lo que valía, su persona y su vida... Por esto podía legítimamente exigir también de los demás que lo entregaran todo, su vida incluso, en aras del socialismo. Rosa Luxemburgo simboliza la espada y la llama de la revolución, y su nombre se quedará grabado en los siglos como el de una de las más grandiosas e insignes figuras del socialismo internacional”.
Clara Zetkin


Las mujeres han tenido una gran participación en la lucha por liberar a la humanidad de la explotación capitalista. Han llegado a ser un fuerte contingente de lucha y de dirección. Una muestra de ello es la actividad política de Rosa Luxemburgo, una revolucionaria polaca que llegó a dirigir la lucha del proletariado alemán. Como mencionó Lenin en alguna oportunidad, Rosa Luxemburgo fue un águila que voló alto y pudo ver más lejos que muchos de sus compañeros de lucha.

Rosa Luxemburgo nació el 5 de marzo de 1871 en la aldea de Zamosc, en el sudeste de la actual Polonia (en esa época, Zamosc era parte del Imperio ruso). Fue la más joven de los cinco hijos de una familia judía de clase media. Cuando tenía dos años y medio, su familia se trasladó a Varsovia (que por entonces también estaba bajo el dominio del Imperio ruso), donde Rosa vivió durante toda su niñez. A los cinco años tuvo una enfermedad en la cadera que, al ser tratada inadecuadamente, no pudo ser bien curada y le dejó una cojera de por vida.

“A los trece años –menciona Mary-Alice Waters (1979)– ingresó a la escuela secundaria para mujeres de Varsovia, hazaña difícil para alguien de su origen, puesto que ese nivel de educación quedaba reservado generalmente para los hijos de los funcionarios rusos. Se graduó en 1887 con excelentes calificaciones, pero se le negó la medalla de oro por su ‘actitud rebelde’ hacia las autoridades” (pp. 8-9). Fue en su época de estudiante de la escuela secundaria en la que Rosa Luxemburgo comenzó a participar en el movimiento revolucionario, al ingresar al Partido Proletario, ligado al grupo Narodniki (populista) ruso. Ese fue el inicio de una carrera política que Luxemburgo seguirá hasta la fecha de su muerte.

En 1889, tuvo que huir de Polonia por una amenaza de arresto. Se trasladó a Zurich, donde se establecería durante nueve años. Ahí ingresó a la Universidad, en la cual iniciaría sus estudios de matemáticas y ciencias naturales para, luego de dos años, cambiarse a economía y política. Culminó sus estudios en 1897 y obtuvo el doctorado en ciencias políticas con la tesis “El desarrollo económico de Polonia”, publicada al año siguiente en Leipzig.

Por esos años, Zurich albergaba a los socialistas exiliados de diversos países. Por ejemplo, ahí se encontraban los notables marxistas rusos Plejánov, Axelrod y Zasúlich. Durante su estancia en dicha ciudad, Rosa Luxemburgo participó activamente en las luchas políticas, principalmente en las de la socialdemocracia polaca.

Fue en Zurich, durante sus épocas de estudiante, donde Rosa Luxemburgo conoció a Leo Jogiches, destacado miembro de la socialdemocracia polaca. Él la motivó a estudiar economía y política y a sumergirse en el movimiento socialista. Leo Jogiches era conocido por su fama de conspirador y su trabajo clandestino en Lituania, donde incluso había pasado años en la cárcel. Él fue el principal organizador de la socialdemocracia polaca.

“Rosa fue siempre escritora y agitadora. Su actuación pública la colocaba siempre en un primer plano; pero no fue buena organizadora. No le interesaba el funcionamiento del partido, las finanzas, la clandestinidad, las dificultades para lograr la publicación de la literatura partidaria y los mil y un detalles a solucionar si se quiere construir una organización eficiente. Tales cosas eran tarea de Jogiches, de quien se dice era una hombre competente, aunque dominador y a veces autocrático. Él se mantuvo fuera de la luz pública, organizando el PSDPyL [Partido Socialista Democrático de Polonia y Lituania, siglas en español], y durante la guerra la Liga Espartaco, con callada eficiencia. Sin embargo, Jogiches era un agudo pensador político, y fue la ‘caja de resonancia’ de Rosa durante muchos años. Es indudable que Rosa Luxemburgo elaboró muchas de sus ideas en sus conversaciones y debates con él, que a su vez fue su crítico más severo. Aunque la sombra de Rosa lo ha tapado, desempeñó un papel importante en el movimiento socialista internacional de principios del siglo XX” (Watters, 1979, p. 11).


Leo Jogiches y Rosa Luxemburgo se comprometieron en 1892 y, aunque nunca se casaron legalmente, convivieron durante quince años, hasta 1907, fecha en que terminaron su relación matrimonial. Su relación política y partidaria duraría toda la vida.

En 1892, Luxemburgo participó en la fundación del Partido Socialista Polaco (PPS, las siglas se presentan en su idioma original). Sin embargo, entró en discusiones con la dirigencia del PSP y se separó al año siguiente para fundar, junto a otros emigrados, la Socialdemocracia del Reino de Polonia (SDKP). Años más tarde, esta cambiaría su denominación a Socialdemocracia del Reino de Polonia y Lituania (SDKPiL) –o Partido Socialista Democrático de Polonia y Lituania (SPDPiL), como también se le conoce–.

Rosa Luxemburgo solicitó participar en el III Congreso de la Segunda Internacional (Zurich, 1893) como representante de una tendencia polaca, pero el PSP –con el cual Luxemburgo debatía la cuestión del nacionalismo– presionó para que no se acepte dicha solicitud. Sin embargo, para el IV Congreso (Londres, 1896) ya nadie cuestionaba su participación, pues todos reconocían su notable actividad política. Rosa Luxemburgo se había ganado un espacio en el movimiento revolucionario internacional.

En 1898, Rosa Luxemburgo se trasladó a Alemania. Como era extranjera, no podía desarrollar tranquilamente su actividad política. Así que solucionó este problema casándose con un alemán, Gustav Lubeck, hijo de un viejo amigo. De esta manera, obtuvo la ciudadanía alemana de por vida. Rosa y Gustav “se separaron en la puerta del Registro Civil” (Watters) y obtuvieron el divorcio cinco años después.

En Alemania se sumó al trabajo del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y participó en el Congreso de Stuttgart (1898), donde conoció a Clara Zetkin, dirigente de la organización femenina del SPD. Clara y Rosa se complementaron desde el principio y lucharon juntas por la revolución, rechazando toda posición revisionista y reformista.

En 1899, un año después del Congreso de Stuttgart, Rosa Luxemburgo publicó su libro Reforma o revolución, en el cual criticaba duramente la posición revisionista que adoptó Eduard Bernstein. En diversos artículos publicados en la revista Die Neue Zeit (Los Tiempos Nuevos) y en su libro Presupuestos del socialismo, Bernstein planteó su teoría de la “adaptación” del capitalismo (según la cual, era imposible la destrucción del capitalismo) y de la progresión lenta y tranquila al socialismo mediante las reformas sociales. “El continuo desarrollo de la sociedad –menciona Bernstein– hace improbable su completo y casi general colapso del actual sistema de producción porque el desarrollo capitalista aumenta por una parte su capacidad de adaptación y por la otra, simultáneamente, la diferenciación de la industria” (citado por Luxemburgo, 1967, p. 16).

Rosa Luxemburgo criticó todos los argumentos revisionistas de Bernstein mediante el método marxista –como lo demuestra Lukács en su libro Historia y conciencia de clase–, es decir, abarcando el problema de la economía y la política en su totalidad y no de manera atómica. Así, no contrapone mecánicamente “reforma” y “revolución”, sino que muestra que ambas son factores de un mismo proceso. “Entre las reformas sociales y la revolución –menciona Luxemburgo (1967)– existe para la socialdemocracia un lazo indisoluble: la lucha por las reformas es su medio; la revolución social, su fin” (p. 9). Fue tal la fuerza del ataque al revisionismo y la defensa del socialismo, que Reforma o revolución es “quizás todavía la mejor respuesta general marxista al reformismo” (Bottomore, 1984, p. 469).

A partir de 1900, Rosa Luxemburgo comenzó a colaborar con la revista Die Neue Zeit. En 1903 participó en el Congreso de Dresde del SPD, por lo que el Gobierno la condena a tres años de prisión. No obstante, pudo escribir y publicar al año siguiente (1904) su artículo Problemas organizativos de la socialdemocracia rusa, en el que intervenía en la discusión entre los bolcheviques (con Lenin a la cabeza) y los mencheviques. Luxemburgo criticaba la idea de Lenin de construir un partido altamente centralizado. “Sus argumentos –característicos de toda su obra– eran la iniciativa independiente, la propia actividad de los trabajadores, su capacidad de aprender, por medio de su propia experiencia y sus propios errores, la necesidad de una organización democrática de base amplia” (Bottomore, 1984, p. 470). Sin embargo, luego de la Revolución rusa de 1905 aceptó, con ciertas reservas, el punto de vista de los bolcheviques.

Rosa Luxemburgo fue arrestada en marzo de 1906 en Varsovia debido a que un diario conservador alemán denunció su presencia en esa ciudad. Sin embargo, fue liberada en julio del mismo año, luego de fuertes presiones por parte de la SDKPiL. Se le permitió salir de Varsovia, con lo cual pudo viajar a Finlandia para reunirse con Lenin, Zinoviev, Kamenev y otros dirigentes bolcheviques. En Finlandia aprovechó su tiempo de recuperación –su salud había decaído durante su estancia en la cárcel– para escribir Huelga de masas, partido y sindicatos. Con este libro, Luxemburgo busca “interpretar para los obreros alemanes los acontecimientos de [la Revolución rusa de] 1905-1906 y extraer de ellos enseñanzas para el futuro de la lucha de clases en Alemania” (Watters, 1979, p. 237).

En Huelga de masas, partido y sindicatos, Luxemburgo hace una defensa de la huelga de masas como mecanismo de lucha, critica la posición conservadora de los sindicatos y aclara la relación que debe haber entre ellos y el Partido Socialista. Este libro generó mucha polémica. Por un lado, los marxistas llamados “ortodoxos” lo tomaron como una desviación del marxismo y, por otro, los casi olvidados anarquistas lo consideraron como una reivindicación del anarquismo. Esta discusión se mantuvo hasta hace unas décadas (véase el libro de Daniel Guérin, Rosa Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria) y aún ahora se sigue discutiendo la posición ideológica de Rosa Luxemburgo. Sin embargo, muy a pesar de reformistas, revisionistas y anarquistas como Guérin, Rosa Luxemburgo fue definidamente marxista. Franz Mehring decía que ella era el más genial discípulo de Marx. Rosa Luxemburgo fue marxista por su concepción del mundo, por su método y por su militancia en el socialismo comunista. Si bien se equivocó en varios análisis y propuestas, fue en sus nueve décimas partes marxista, utilizando una expresión de Lenin. La defensa de Luxemburgo como marxista la hizo ya hace décadas Georg Lukács, enfatizando los mismos puntos.

El 15 de noviembre  de 1906 se inauguró la escuela del SPD. En un inicio, Rosa Luxemburgo no dictaba clases; pero debido a que la policía ordenó el cese de actividades de dos profesores por no ser alemanes, ella pasó a enseñar a fines de 1907. En la escuela, Luxemburgo se hizo cargo del curso de economía hasta que la escuela cerró, en el año 1914. Sus cursos de economía fueron recopilados y publicados en un solo tomo titulado Introducción a la economía política. El texto más difundido es el primer capítulo del libro: “¿Qué es la economía?”.

En 1907, se realizó en Stuttgart el VII Congreso de la Segunda Internacional. En este Congreso participaron conocidos dirigentes socialistas como Plejánov y Lenin (Rusia); Hervé y Jaurés (Francia); Vandervelde (Bélgica); Bebel, Luxemburgo y Zetkin (Alemania); entre otros. Uno de los puntos de discusión fue el de la guerra. Bebel propuso una moción, la misma que fue aprobada con una enmienda, redactada por Lenin, Martov y Luxemburgo. En este Congreso, Lenin y Rosa Luxemburgo coincidieron en plantear una posición internacionalista proletaria frente a la guerra.

Rosa Luxemburgo también participó en el VIII Congreso de la Segunda Internacional, realizado en Copenhague (1910), en el que se discutieron temas como la relación entre las cooperativas y los partidos, el paro forzoso, la guerra, etc. En ese mismo año, Luxemburgo comienza su polémica con Kautsky, veterano del socialismo alemán. Fue una polémica que un año más tarde daría origen a dos tendencias en el SPD. En el Congreso del SPD realizado en Jena (1911) ya se notaban dos tendencias más o menos definidas: una “reformista”, representada por Kautsky; y otra “radical”, representada por Luxemburgo, Zetkin y Liebknecht. En este mismo Congreso, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin criticaron la dirección del Partido por no tener una posición firme contra el imperialismo alemán.

En 1912, Rosa Luxemburgo participó en el Congreso extraordinario de la Segunda Internacional, realizado en Basilea. La mayoría de delegados pregonaban y arengaban el internacionalismo proletario, pero finalmente claudicaron ante la guerra. Este Congreso marcaría el fin de la Segunda Internacional.


Al año siguiente, en 1913, Rosa Luxemburgo publicó La acumulación del capital. “La peculiaridad expositiva de este libro –dice Lukács (1975)– consiste en que en su mayor parte está dedicado a investigaciones de historia de los problemas tratados. No sólo porque el análisis marxiano de la reproducción simple y de la reproducción ampliada es el punto de partida de la investigación como tal y abre además el tratamiento temático definitivo del problema mismo. Sino, además, porque el núcleo del libro es el análisis, casi de historia de la literatura del tema, por así decirlo, de las grandes discusiones respecto de la acumulación: la discusión de Sismondi con Ricardo y su escuela, la de Rodbertus con Kirchmann, la de los narodniki con los marxistas rusos” (p. 36). Y agrega que “también por ese modo de exposición se encuentra Rosa Luxemburg dentro de la tradición marxiana. El estilo de su composición indica incluso una nueva vuelta al marxismo originario y sin falsear, al tipo de exposición del propio Marx” (ídem).

A fines de 1914, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Leo Jogiches, Fran Mehring, Karl Liebknecht, Julián Marchlewski y Guillermo Pieck fundaron el Grupo “La Internacional”, el cual hizo propaganda contra el imperialismo alemán y su participación en la guerra y denunció la traición de los líderes de la socialdemocracia al apoyar la guerra. Al año siguiente, en el mes de febrero, Luxemburgo fue apresada por haber pronunciado un discurso antibélico en 1914. Mientras estaba en la cárcel redactó el llamado Folleto Junius, que lleva por subtítulo “La crisis de la socialdemocracia alemana”. Luego de diversas dificultades, pudo sacarlo de prisión, pero recién se pudo publicar en 1916. Asimismo, redactó unas “Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional” para presentarlas en la Conferencia de Zimmerwald; pero no pudo sacar el documento de prisión debido a un error de información sobre la fecha del evento.

En setiembre de 1915 se realizó la famosa Conferencia de Zimmerwald (Suiza), en la que participaron delegaciones de los grupos de oposición, así como los partidos socialistas no oficiales, que se mantuvieron fieles a los principios socialistas. Lo más resaltante de esta conferencia fue la formación de la llamada “izquierda de Zimmerwald”, que quedó en minoría (proponía romper con los “socialpatrioteros” y crear una Tercera Internacional). Este grupo, liderado por Lenin, acordó publicar un documento en minoría y un periódico, Vorbote (El Precursor), cuyo primer número aparecería en enero de 1916. Rosa Luxemburgo no pudo participar en la Conferencia debido a que estaba en prisión, al igual que Clara Zetkin; sin embargo, ambas colaboraron activamente con la “Izquierda de Zimmerwald”.

En 1916, el Grupo “La Internacional” comenzó a publicar su periódico Cartas de Espartaco, que era editado por Franz Mehring. En enero del mismo año, el Grupo “La Internacional” adoptó la denominación de Grupo Espartaco y más tarde, en 1918, la de Liga Espartaco. En abril de 1916 se publicó el Folleto Junius, la primera declaración política del Grupo Espartaco. Este texto tuvo un gran impacto a nivel internacional, especialmente en Rusia, que se encontraba en la víspera de la revolución. Lenin, líder de los bolcheviques, escribió en julio de 1916 una crítica de dicho documento, en la que mencionó que “de conjunto el Folleto Junius es un espléndido trabajo marxista”. A su vez, Lenin hace ver dos errores: “el error de afirmar que no habría más guerras nacionales y el error de hacer la menor concesión a la consigna ‘defensa de la patria’” (Watters, 1979, p.70).

En 1917 se llevó a cabo la Revolución rusa, el más grande acontecimiento del siglo XX. Rosa Luxemburgo no se mantuvo ajena a este acontecimiento. Desde febrero de 1917 hasta noviembre de 1918 redactó una serie de escritos que pretendían poner al servicio de los obreros alemanes las enseñanzas de la Revolución rusa. Debido a la represión del gobierno, no llegaba a Alemania mucha información fidedigna de la situación en Rusia; por lo que varias de las afirmaciones que hizo en sus escritos no correspondían exactamente con la situación de la revolución. Por eso también, Luxemburgo nunca los publicó ni intentó hacerlo. Fue Paul Levi (militante de la Liga Espartaco y del Partido Comunista y luego disidente), luego de ser expulsado del Partido Comunista de Alemania (KPD), quien publicó por su cuenta en 1922 los escritos de Luxemburgo con el título La Revolución rusa.


En 1918, la ahora Liga Espartaco vio la necesidad de formar un partido comunista. Con ese fin se realizó un Congreso entre el 30 de diciembre de 1918 y el 1 de enero de 1919, en el que se fundó el Partido Comunista de Alemania (KPD). Inmediatamente, planificaron un levantamiento contra el nuevo gobierno, dirigido por la socialdemocracia. Lamentablemente, el 13 de enero el levantamiento fue aplastado y los líderes del KPD fueron cruelmente asesinados: Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y, luego, Leo Jogiches.

“Rosa Luxemburgo –escribió Lenin– se equivocó respecto de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 en su análisis del menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación de capital; se equivocó en junio de 1914 cuando, junto con Plejánov, Vandervelde, Kautsky y otros abogó por la unidad de bolcheviques y mencheviques; se equivocó en lo que escribió en prisión en 1918 (corrigió la mayoría de estos errores a fines de 1918 y comienzos de 1919 cuando salió en libertad). Pero, a pesar de sus errores fue –y para nosotros sigue siendo– un águila” (en Luxemburgo, 1979, pp. 333-334). Esto quiere decir que, a pesar de sus errores, Rosa Luxemburgo vio más lejos que muchos de sus compañeros, fue líder indiscutible del socialismo polaco y alemán; y sobre todo, fue marxista, una ferviente luchadora por la consecución del comunismo.

Rosa Luxemburgo es un gran ejemplo de una comunista militante, de una luchadora por el socialismo y el comunismo. Su vida entera dedicada a la lucha por la revolución debe ser un modelo para todos los jóvenes que queremos transformar la explotadora y salvaje sociedad capitalista en una nueva sociedad comunista.


Bibliografía

- Beer, Max (1940). Historia general del socialismo y de las luchas sociales. Tomo II. México D. F.: A. P. Márquez.
- Bottomore, Tom [Dir.] (1984). Diccionario del pensamiento marxista. Madrid: Tecnos.
- Guérin, Daniel (s. f.). Rosa Luxemburg y la espontaneidad revolucionaria. Buenos Aires: Utopía Libertaria.
- Lukács, Georg (1975). Historia y conciencia de clase. Barcelona: Grijalbo.
- Luxemburgo, Rosa (1967). Reforma o revolución. México D. F.: Grijalbo.
- -------------- (1970). Huelga de masas, partido y sindicato. México D. F.: Grijalbo.
- -------------- (1979). Obras escogidas. 2 tomos. Bogotá: Pluma.